Una de las mayores dudas a la hora de optar por una dieta natural cruda biológicamente apropiada (BARF o ACBA en español) es aceptar que, de hecho, "apropiado" implica, entre otras cosas, crudo. Gran parte de las preocupaciones se deben a que hay muchas contraindicaciones en el consumo de carne cruda para los humanos, como puede ser la actividad bacteriana, la posibilidad de intoxicación o la digestibilidad de las proteínas. Si compartes estos miedos, queremos darte 5 razones para que cambies de idea.
1. Los antepasados de nuestros perros y gatos sólo tenían acceso a comida cruda.
Los perros y gatos modernos de cualquier raza no sólo son capaces de comer alimentos crudos como sus antepasados salvajes, sino que en realidad lo requieren para una máxima vitalidad, salud y longevidad. Esto es porque su fisiología básica ha cambiado muy poco con la domesticación a pesar de los cambios obvios y dramáticos en su apariencia física actual y su mentalidad. En pocas palabras, contrariamente a lo que pensamos, perros y gatos adoran comer los alimentos crudos.
La carne y huesos crudos contienen los máximos niveles de proteínas, grasas, vitaminas y minerales, oligoelementos y enzimas digestivas en su estado natural e incluso hoy, muchos de sus componentes son todavía desconocidos. Por otro lado, son amplios los estudios sobre el efecto de las altas temperaturas en los nutrientes de los alimentos. En particular, la proteína útil en la carne sometida a altas temperaturas se desnaturaliza y gran parte de los aminoácidos se destruyen. Es lo que se descubrió hace años con la Taurina tan necesaria en las comidas para gatos. Además, las grasas, al calentarse tienen la probabilidad de volverse tóxicas y hasta cancerígenas, también para los humanos. Por otro lado, son varios los tipos de vitamina que no resisten la cocción, como la A, D, E, B1 y B5 . En el caso de las enzimas digestivas, estas son prácticamente destruidas lo cuál degrada la digestibilidad y calidad nutritiva. Y en el de los minerales, gran parte de estos sufren alteraciones que dificultan su aprovechamiento posterior. Estas pérdidas tratan a menudo de compensarse en dietas comerciales añadiendo vitaminas y minerales en procesos de alimento comercial, sin embargo, la absorción de los nutrientes no son, ni de lejos, las mismas que en su estado natural.
2. Existen las bacterias buenas
Siempre que pensamos en bacterias, tendemos a pensar en negativo, como algo peligroso e invisible de lo que hay que protegerse. Sin embargo, hay una serie de bacterias beneficiosas que son necesarias, entre otras, para balancear la flora intestinal, que es la clave para facilitar la digestión de los alimentos y para mantener un sistema inmunitario sano y eficiente. La comida cruda contiene todas estas bacterias, cocinarla las mata y convierte el producto final en algo inerte y estéril. Algunos de los efectos de alimentar a nuestros perros y gatos de esta manera se reflejan en episodios de estreñimiento o diarrea, como resultado del desequilibrio.
3. Crudo equivale a húmedo
Otra de las diferencias de las dietas crudas frente a otras es el contenido de agua natural. Mientras que las primeras cuentan con un 70% de agua y los piensos un escaso 10%. La ausencia de agua en los alimentos debe suplirse mediante la ingesta externa que entre otros factores, diluye las enzimas digestivas dificultando la digestión. La importancia es máxima en el caso de los gatos, que toman el agua que necesitan casi exclusivamente de la comida, por lo que los alimentos secos e inadecuados provocan a menudo la deshidratación y problemas varios, como el de riñón.
4. El sistema digestivo de tu perro o gato está a prueba de ello
La clave es el carácter ácido del estómago de perros y gatos, que medido en su pH es de entre 1 y 2 (2 siendo la acidez de un limón), frente a la del estómago humano, entre 2 y 3. Si dudamos de este hecho, basta con observar que perros que devoran huesos no dejan restos de los mismos en sus deposiciones, literalmente los descomponen.
Esto implica también que su capacidad de digerir alimentos con alta concentración de bacterias es mayor que la nuestra y, de hecho, en la naturaleza les permite comer presas en un mayor estado de descomposición e incluso enterrarlas y comerlas más adelante. Uno de los casos que más temor provoca es la presencia de la salmonella en las carnes crudas. Nos sorprenderá saber que la Salmonella está presente en los tractos intestinales del 36% de los perros y del 18% de los gatos sanos y la eliminan a través de las heces y la saliva independientemente de su dieta.
Existen algunas situaciones en las que la alimentación con comida cocinada puede ser indicada como al introducir a un perro o gato de una dieta basada en pienso a una dieta cruda, mientras la acidez del sistema digestivo se corrige o en presencia de problemas gastrointestinales. En el caso de las verduras, es interesante machacarlas o cocinarlas ligeramente para emular el estado natural en que los antepasados de perros y gatos las comían – como parte del estómago de sus presas.En fin, si tienes curiosidad sobre este tema o te gustaría saber qué pinta tiene una dieta natural, échale un vistazo a nuestra selección, estamos seguros de que no te defraudará :-) Y si tienes alguna duda, tenemos un chat que en el que podemos ayudarte.Algunas fuentes consultadas en la creación de este
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